Resulta muy interesante el estudio de los dos implicados en esta nueva conspiranoica, Jesús González Martín y Alfredo Briganty, dos ejemplos vivos de cómo una causa penal casi olvidada, cuyo juicio está previsto para finales de 2011, puede reabrirse a petición de los interesados, de modo que lo que pudo pasarles rozando sirva a toda la concurrencia para refrescar la memoria y recordar cómo fue aquella primera trama de corrupción del PP canario y sus cachorritos más decentes. Ya pudieron leer este fin de semana un aperitivo con una de las conversaciones intervenidas por la Policía a estas dos joyitas de la decencia y la rectitud. Hoy les acercamos los consejos que el prestigioso letrado de Qvadrigas da a sus clientes del sector del automóvil en un conmovedor artículo publicado a principios de diciembre. En él, Briganty aconseja la unión de los concesionarios a través de sus asociaciones “para evitar caer en la trampa de confundir lo individual con lo colectivo, lo propio con lo ajeno, lo necesario con lo conveniente, la verdad con la mentira...” Porque, a su juicio, “causa vergüenza tener que oír que las asociaciones no sirven para nada, acaso por la inmoralidad y la cobardía de algunos, por un compromiso oculto o por la amnesia del insatisfecho. Me refiero a unos pocos que, por filias, fobias o algún que otro contubernio, siembran dudas interesadamente”. Clavadito, don Alfredo, clavadito, sobre todo cuando habla de “lo propio y lo ajeno”, de “la inmoralidad” y de eso de “sembrar dudas interesadamente”. Cuando salga trasquilado de este nuevo affaire, se lo volveremos a recordar.