Lejos han quedado, para oprobio de algunos, aquellos tiempos en que al caudillo se le paseaba bajo palio en las procesiones y fiestas más señaladas. Ahora se ensalzan las grandes figuras -cuyo poder emana claramente de Dios- con otros signos externos, como seis escalones. En Gáldar, ciudad muy tradicional, coincidirán este martes el caudillo con el jefe del caudillo y con una procesión de Semana Santa. Habrá mitin de Rajoy en el pabellón Juan Vega Mateos justo en el momento en que el fervor y el recogimiento se apoderarán de las calles de la ciudad. El alcalde, Manuel Godoy, que habrá de multiplicarse entre sus dos fervores, pidió a la autoridad eclesiástica local (al cura, vamos) un cambio del itinerario para evitar que la procesión pasara por delante del polideportivo en un momento crucial del mitin. Pero el reverendo le dijo que ni hablar del peluquín, que a lo más que llega es a pedir a la banda de cornetas y tambores que se abstenga de interpretar tan premonitorias piezas fúnebres en las cercanías del acto pepero.