Uno de los pocos apoyos que quedan a Suárez Gil lo encarna el capitidisminuido Jaime Cortezo, acosado por imputaciones judiciales de estafa y por la inclemente crisis económica, que está afectando severamente a sus negocios. Siempre necesitó al Zorro Plateado para los trabajos especiales, los adscritos a actividades clasificadas, molestas e insalubres, y no le venía bien que su hombre siguiera perdiendo espacios de poder e influencia. Por eso, Cortezo lo ha intentado todo, lo ha utilizado todo, desde su emisora de radio hasta las encerronas más rastreras e infantiles, siempre creyéndose el más listo de la clase y, lamentablemente para un hombre con unos apellidos así (Cortezo Massieu), quedando como un verdadero patán. Este jueves, al verse perdido por goleada optó por abstenerse, como si el gesto tuviera más valor que evidenciar que hace tiempo que está en terreno de nadie.