El blog de Carlos Sosa, director de Canarias Ahora
De cortinas de humo que son avalanchas
Es muy común escuchar a operadores jurídicos, ese término aborrecido por muchos que engloba a jueces, fiscales, secretarios judiciales, funcionarios, abogados y procuradores, hablar del tamaño de los burros que han visto volar en sede judicial. Los más esmerados expertos en el vuelo del solípedo han llegado incluso a describir el número y la cadencia de los aleteos por minuto, aunque es bien sabido que la mayoría de los testigos opta siempre por una prudente retirada del lugar de los hechos, no fuera o fuese a ser que esa grisácea panza termine por venirse abajo en estrepitoso aterrizaje forzoso. Nosotros, que hemos ido acumulando gran cantidad de puntos de esa imaginaria tarjeta Granadera Plus, en modalidad Gold, hemos conseguido quedarnos hasta el final de algunos de esos acrobáticos vuelos, y les podemos asegurar que los resultados pueden no ser catastróficos. Sobre todo si, cumpliendo con el que se supone que es nuestro deber, nos dedicamos a contarlo todo enterito para mejor proveer, dicho sea con la venia. Hoy nos vamos a adentrar en el vuelo de un burro que frecuentó durante mucho tiempo el Juzgado de Instrucción número 6 de Telde, el que entró como elefante en cacharrería en tres emisoras de radio de esa ciudad provocando efectos todavía palpables.
Sobre este blog
El blog de Carlos Sosa, director de Canarias Ahora