Los que estén llevando las cuentas de la prima de riesgo de don Pepito en los tribunales de justicia, apunten otras costas más, las que va a tener que abonar el ilustre editorialista independentista por un auto del Tribunal Supremo conocido este jueves por el que se da por inadmitido su recurso contra la sentencia de la Audiencia Provincial de Santa Cruz de Tenerife que a su vez confirmaba otra de primera instancia que lo condenaba a publicar una rectificación de Ángela Mena y dos personas más. Parece larga la historia por el cacho de enunciado que nos acabamos de meter entre pecho y espalda, pero es muy sencillita: El Día se negó a publicar una rectificación emitida por la esposa de Paulino Rivero, por una hermana de éste y por una tercera persona que habían sido acusadas en el diario de haber constituido una empresa con abyectas intenciones en la ciudad mexicana de Puebla. Y como se negó el editor chiripitifláutico, las señoras le metieron una demanda muy sonada que ganaron con condena en costas para el demandado. Como es norma de la casa, don José recurrió al Supremo, que ni siquiera entró a juzgar el fondo de la cuestión inadmitiendo su recurso por dos patinazos que harían sonrojar a cualquier estudiante de Derecho. En su recurso, los letrados de Rodríguez y Ramírez se empeñaron en sus tesis de que los abogados de Mena y las demás afectadas que llevaron la carta de rectificación al periódico no estaban legitimados para ejercer esa acción. Para defender esa tesis, la representación legal de don Pepito aportó al Supremo dos sentencias contradictorias sin ni siquiera tener en cuenta que una de ellas se refería a personas jurídicas, que no es el caso. Y la otra, iba en sentido contrario a sus pretensiones. El auto del Supremo deja clarito que ya no hay más recursos posibles, que el demandante pierde el depósito y ha de pagar las costas de las tres instancias por majadero. Dale, Santana.