Juega mendazmente Eligio Hernández con la frágil memoria de la gente al afirmar que la juez emitió un auto impecable y que, en todo caso, la culpa de que se suspendieran durante días las emisiones de esas tres radios es responsabilidad estricta de sus propietarios o técnicos. Porque días después de que la juez rectificara su auto de 12 de julio de 2010, seguían sin aparecer en los juzgados los ordenadores de emisiones que se había llevado la Guardia Civil en presencia de una secretaria judicial y de un perito designado por el juzgado. Lo que inmediatamente nos lleva a temer que la estrategia de la defensa sea encasquetar la culpa de lo ocurrido a esa comisión judicial que actuó en base a lo ordenado por la juez. Pero, a mayor abundamiento, si tan impecable es el auto de la juez Zabala que dio lugar a que se le denunciara por prevaricación y vulneración de derechos fundamentales, ¿por qué emitió otro corriendo pocos días después tratando de aclarar el objeto de la orden y registro y decretando la devolución de los ordenadores de emisión abusivamente intervenidos?