Pascual Mota cuenta en esa entrevista cómo se acercó a los antiguos propietarios del canódromo, la familia del abogado José Díaz Sosa, para negociar la compra de ese inmenso solar, situado en el corazón de Schamann, para dotar al barrio de unas instalaciones deportivas y un espacio libre, siempre tan necesitado. El concejal estaba encantado con lo que creía que había conseguido, pero Soria lo quitó de en medio de un manotazo: sale pa'llá, que tú de estas cosas no entiendes. Definamos, entonces, el verbo entender para este y sucesivos casos en los que Soria se llevó por delante el interés general para propiciar llamativos y escandalosos pelotazos. Entender: dícese de la habilidad del político para encontrar un empresario que, asegurando que cuenta con una opción de compra sobre una propiedad, se adelanta a la aprobación de un plan general y pide un convenio urbanístico con el que aparentar un beneficio para la ciudad en forma de cesión de suelos a cambio de la recalificación de una esquinita de nada que vende en horas veinticuatro a una constructora para que levante dos torres de viviendas de alto standing. Entender un poco más: dícese del político que es capaz de colocar al frente de esos pelotazos algún escudo humano, tanto si son técnicos como si son esforzados compañeritos de partido y/o Corporación, que dan la cara y sólo se llevan los tortazos. Otros, nueve millones de euros.