Tras despedir a la técnica de mantenimiento, los directivos del Museo Élder de la Ciencia y la Tecnología convocan con nocturnidad y alevosía una plaza de gestor cultural. No se publicó tal convocatoria en el Boletín Oficial de Canarias, ni en medio de comunicación alguno. Solamente en la web del propio museo, lo que limitaba bastante la obligatoriedad de la publicidad y la pública concurrencia. No contento con estos episodios tan llamativos, adjudican esa plaza a la única persona que vio la convocatoria en la web, un trabajador del propio museo. El remate vino a continuación: al subir de rango el feliz ganador de esa nueva plaza de gestor cultural, la dirección del museo contrata a otra persona para cubrir el puesto que quedaba vacante. Y ¿quién es ese afortunado nuevo trabajador de esa fundación pública? Pues nada menos que el hijo del administrador del Museo, el señor Miranda, un enchufado del PP adscrito a la Viceconsejería de Educación que está liberado en el museo desde octubre de 2007, el año en que ese partido tomó la Consejería de Turismo. Otro privilegio en el momento en que han retirado a todos los profesores en comisión de servicio en museos y fundaciones. La jugada es perfecta: sacan a una empleada, mueven la plantilla y entra el hijo de un enchufado. Nada nuevo en la Macaronesia en la que estamos incrustados.