José Manuel Soria no ha abierto la boca ni para decir que tal orificio es suyo. Y eso que media Canarias y todo Lanzarote esperan con ansia su opinión acerca del patinazo cometido por el PP en la isla, que ha dejado a la militancia y a la dirigencia conservadora con los glúteos in the air, dicho en spanglish. Tardaron alrededor de 48 horas los populares conejeros en darse cuenta del tamaño de la pirula de la que han sido víctimas porque no podían creerse que hubiera alguien en el planeta más listo que José Manuel Soria. Ya ha dimitido el presidente insular del PP, pero mucho nos tememos que habrá alguna otra dimisión más, y no por dignidad y orgullo torero, sino por la vergüenza padecida y como gesto de protesta por el garrafal error de cálculo y de estrategia del PP soriano. Mira que mandar a González Arroyo de avanzadilla estratégica. Es para troncharse.