Es posible que Inés Jiménez, consejera de Industria y Comercio del Cabildo de Gran Canaria, desconozca por completo a qué dedican gran parte de su tiempo los dinamizadores comerciales contratados en su día precisamente para eso: para la activación del tejido y el asociacionismo comercial. Muchos de esos profesionales se incorporaron a esa tarea en los tiempos en que el movimiento empresarial estaba encantado con los modos y maneras de José Miguel Suárez Gil, que con ellos consiguió muchos asociados y muchos votos para luego convertirse en presidente de la Cámara de Comercio. Hoy que el grueso del mundo empresarial grancanario ha dado la espalda al Zorro Plateado y que aplaude con las orejas a Ángel Luis Tadeo por haberlo mandado a miles de kilómetros de aquí, los dinamizadores están haciendo auténticas filigranas, algunas de ellas con malas artes y engaños, para captar adeptos a la causa.