Lo advertimos aquí exactamente el mismo día en que el Partido Popular anunció que Larry Álvarez era el gran gallo tapado que tenía Soria para su lista al Cabildo de Gran Canaria. Lo metió de cuatro, recuerden, y dijimos que se le acababa la impunidad que como periodista tenía en el mundillo de la política y en todos los medios de comunicación -perro no come carne de perro, dice la máxima del gremio-, excepto en éste. Y no ha terminado la campaña y ya le cayó el primer castañazo en forma de recordatorio y aprovechando su pluma ágil a la par que trasnochada. Dice Larry que él ahora no diría lo mismo de los gays y lesbianas, lo que no signifique que no siga pensando igual que cuando escribió el famoso articulito en el que los ponía verdes. Además, el inigualable jefe del gabinete de José Manuel Soria dijo que pedía disculpas por si con sus insultos había ofendido a alguien, además de escudarse en una especie de “descontextualización” de sus palabras escritas para justificar tamaño patinazo. Está bien el método. Nosotros, en aplicación de la misma teoría larriana, le pedimos disculpas si contando las cosas que de él contamos lo descontextualizamos en ocasiones. Es sin querer.