Ha sido la mar de oportuna la noticia conocida estos días de que un juez de Las Palmas de Gran Canaria ha imputado ya a Arnáiz un primer delito de desobediencia por el asunto de la llamada Gran Marina, lo que debiera servir a Sánchez-Simón para tentarse las ropas y percatarse de que por muy bronco que se ponga Soria, hay cosas que sigue prohibiendo la Ley. Aún así, Soria, utilizando determinadas palancas mediáticas, políticas y hasta empresariales trata de hacerse con el control del consejo de administración de los puertos de Las Palmas. Para ello ataca el flanco empresarial, tratando de desacreditar a los elegidos para ese órgano o, en el mejor de los casos, de dividirlos con estrategias tan burdas como irrespetuosas. Sánchez-Simón ha esbozado un tímido apoyo a esa fraudulenta campaña, pero este martes sabremos a ciencia cierta si está o no está por la labor.