Dice el magistrado que la ristra de epítetos que Pepe Alemán coloca a Suárez Gil en sus artículos son “un elenco de acusaciones realizadas en términos coloquiales y asequibles para el público en general que vienen a simplificar la expresión de la problemática que traslucen los reportajes [artículos de opinión]. Así, en lugar de dar circunloquios para exponer la idea de que el demandante [el Zorro] es acusado de tener habilidad en la obtención de subvenciones públicas sin destino justificado, se utiliza la expresión -propia de un artículo de opinión- de que 'lo acusan de dirigir un movimiento pseudoempresarial de vividores de las subvenciones que utiliza el clientelismo político, el amiguismo y la extorsión, además de no dar punto de reposo a los hombres del maletín en la compra de votos”. Para el magistrado, ninguna de esas expresiones es injuriosa, “aunque sí hostiles y contrarias al denunciante”. Suárez Gil tendrá que pagar nuestros abogados, nuestros procuradores y a los suyos de él. Incluyendo al letrado madrileño González-Cuéllar, el mismo que utiliza Soria para afear nuestras discrepancias en los tribunales. Qué casualidad.