No ha terminado todavía su deriva el culebrón iniciado hace ya algunas semanas con aquel inoportuno manifiesto del Círculo de Empresarios sobre los desequilibrios presuntos y los desequilibrios sobrevenidos. La bomba se trasladó luego a la Confederación de Empresarios, que ahora trata de desactivarla como puede sin herir a su presidente, Mario Rodríguez, lo que equivaldría a hacer un favor impagable a Adán Martín, y no está el horno para bollos. Pero no deben ustedes dejar que los primeros espadas eclipsen la aparición en escena de otros personajes de mucho peso específico, como Germán Suárez y Sergio Alonso. Del primero saben muchas cosas porque no anda precisamente atorrado, pero del segundo hacía tiempo que no conocíamos imprudencias.