Es natural que en fechas tan señaladas como las que vivimos se produzcan aglomeraciones terroríficas en los alrededores de los centros comerciales de Las Palmas de Gran Canaria. Lo que no es muy normal es ver tan poco policía local echando una manita al sufrido conductor. Muchos son los factores que conducen a esta clamorosa ausencia de autoridad circulatoria, entre los que se encuentran las vacaciones, las bajas, las luchas intestinas por ver quién es más inspector jefe... Y la inveterada manía por dedicarse a cuestiones que no son de la estricta competencia del cuerpo, como los Goia o la policía de paisano. Entre los policías escoltas que han asignado a Soria, los que se ocupan del alcalde y los cincuenta destinados a la Unidad Especial, teóricamente dedicada a la investigación del menudeo de estupefacientes, aquí no hay quien conduzca.