Las divisiones, convertidas en coraza. La cúpula socialista, incluidos los secretarios generales territoriales, cerraron filas este lunes de modo nítido con el Gobierno de José Luis Rodríguez Zapatero y con su propuesta de reformar la constitución para fijar límites al déficit público en lo que ya se conoce como un gesto del país a los mercados financieros y a las cada vez más rígidas exigencias del núcleo duro de la Unión Europea. Todas las fuentes coinciden en que tanto en la Ejecutiva Federal como en la reunión con los barones territoriales hubo un amplio y acalorado debate que se saldó con una postura común una vez se conocieron con exactitud las causas que han llevado a esa propuesta de Zapatero consensuada con Rajoy. Una vez más las críticas más contundentes fueron a las formas, y no sólo las pronunció Rubalcaba, que insistió en que había que haberlo hecho de otro modo. También José Miguel Pérez, el líder de los socialistas canarios, que desde un principio se mostró a favor de las tesis del Gobierno, reclamó de sus compañeros una más efectiva estrategia de comunicación y pedagogía. La misma pedagogía que ZP y Rubalcaba emplearon este lunes para explicar a sus correligionarios la gravedad de la situación y la emergencia con la que hay que tomar todas las decisiones antes de que termine septiembre.