Cuentan las crónicas de entonces, allá por octubre de 1995, cuando se inició el procedimiento, que Dimas salió muy satisfecho de su primera deposición ante el juez por este asunto. Estaba muy confiado y así lo ratificaba también su abogado, otro Manuel Fajardo, pero en esta ocasión un socialista que años después llegaría a secretario general del PSC conejero. Eran tiempos en los que el PSOE tenía serias dificultades en Madrid porque se debatía la creación de una comisión de investigación por los GAL, y se rumoreó incluso que el voto en contra del PIL en el Senado a esa comisión tuviera que ver con una promesa de indulto, el primero de la tortuosa carrera político-judicial de su líder. Vueltas que da la vida en el Paralelo 28: el segundo intento de indulto volvió a formularse a otro Gobierno socialista, y es bajo éste cuando Dimas se juega una nueva condena, en esta ocasión mucho más severa que las anteriores.