Blas Acosta se comporta como un auténtico pistolero de la política. El que le critica es inmediatamente acribillado a llamadas insolentes y absolutamente ajenas a lo que deben ser las relaciones entre políticos y periodistas. Y les aseguramos que en este periódico hemos visto comportamientos marcianos por parte de algún dirigente venido cada vez a menos, en gran medida por esa prepotencia y ese escaso respeto al derecho a informar y a estar informados. No sabemos qué decisiones piensa tomar el PSOE con un sujeto de esta calaña, pero si en las próximas horas no dimite o lo destituye alguien de sus cargos, a los socialistas canarios se les acabaron las excusas para criticar por lo mismo a los más pendencieros dirigentes del PP. Les recordaremos cada minuto que en Fuerteventura tienen al más macarra de todos. Cuando regrese de Alemania, que el mensajito lo mandó desde allí.