Claro que se ha hecho justicia con Tebeto, pero no sabemos muy bien en atención a qué momento político de Paulino Rivero, si en aquella primera fase en la que arremetió contra Santiago Pérez, Paquita Luengo y el PSOE en su conjunto, o cuando retiró cualquier competencia en la materia a José Manuel Soria para ser él personalmente quien dirigiera la estrategia de evitar el saqueo a las arcas de la Administración. Porque el presidente del Gobierno llegó a acusar a Santiago Pérez, en sede parlamentaria, de estar atribuyendo al magistrado Gómez Cáceres y a la Sala de lo Contencioso un delito de prevaricación. Pérez se había limitado a decir que aquella sentencia que condenaba a la Comunidad Autónoma a indemnizar con 103 millones de euros a Bittini no tenía sustento jurídico alguno. Soria babeaba entonces por su Paulino cuando arremetía contra los malvados socialistas. Este viernes hemos visto al presidente de la segunda fase, orgulloso de haber anunciado que no se pagaría un euro por Tebeto, satisfecho de haber pedido dos valoraciones alternativas a aquella realizada por un tío de los hermanos Soria. Colocado justo en la postura contraria de su vicepresidente, entusiásticamente resignado a hacer multimillonario a Rafael Bittini.