En los ambientes políticos, policiales, judiciales y periodísticos hay abierto un apasionado debate acerca de las filtraciones de investigaciones relacionadas con la corrupción. Desde luego parece claro que la prensa cumple con su deber de informar y queda pendiente de concretar de un modo claro si los límites están en no estropear la investigación o en el derecho a la información consagrado constitucionalmente. Pero, entremedio, los afectados en cada caso reparten responsabilidades acerca de quien filtra a quien. Mucho nos tememos que en este caso de Mazotti y el Cabildo, las fisuras hay que encontrarlas al menos en los abogados de las partes, porque ante un cambio repentino en el horario de las comparecencias previstas para este miércoles, un periódico acierta y el otro yerra, según el abogado con el que consulta cada cual. Para que luego se quejen de las cosas que afectan a sus clientes.