El concurso para la construcción del pabellón multiusos ha estado rodeado de mucha polémica a raíz de que se conociera que una parte importante de la puntuación tuvo carácter subjetivo, para lo que se nombró una comisión de expertos. A casi nadie ha convencido tal comisión porque se admitieron mejoras ajenas al acta de replanteo que despertaron las sospechas de las empresas perdedoras. Hace cuatro meses, cuando se detectaron las discrepancias, nadie pensó que más de una docena de empresas iban a atreverse a ir contra un Cabildo inversor (que viene el tren), pero se armaron con sesudos informes de prestigiosos juristas y hace un par de semanas hicieron sonar todas las alarmas y transformar la plácida pre-campaña electoral en DEFCON 2, pánico inminente. Uno de esos informes aparece firmado nada menos que por quien fuera durante años jefe de los servicios jurídicos del Estado, con 30 años viendo burros contenciosos-administrativos volando por la Administración. Y todos los informes coinciden en que hubo demasiados elementos subjetivos en las valoraciones efectuadas por ese comité de expertos. Y el DEFCON 2 desembocó en presiones a las empresas, algunas de las cuales han optado por retirarse amablemente. La penúltima que lo ha hecho ha sido Dragados, la de Florentino Pérez. Otras avisan que no están dispuestas a seguir soportando lo inaudito de la situación, la institucional y la mediática. ¿Quién prometió a Cortezo comprarle Güí Güí? Seguro que nadie, pero él ha echado a rodar a su Barrilete Cósmico y los efectos pueden ser devastadores. Para él, por supuesto.