Cuando se celebró el sorteo y reunieron a los ganadores, La Caja comunicó que todo estaba listo, que efectivamente, habían ganado diez viajes a Estambul para ir a Eurovisión, pero que tendrían que ver el festival en el hotel de esa ciudad turca en una hermosa pantalla gigante de televisión. Vamos, del mismo modo que lo podría ver alguien en Las Rehoyas o en Triana. Algunos de los ganadores se cabrearon cosa fina y amenazaron con denunciar a La Caja por publicidad engañosa. La entidad, sorprendida de su propia capacidad para encharcarla, dióse entonces cuenta de que las cosas no se pueden hacer así, y ya ha prometido a los concursantes ganadores que habrá entradas para asistir al festival, y de ese modo poder animar al grancanario Ramón del Castillo.