Hay otros políticos que querrían seguir tras las elecciones de 2011 pero que no lo van a tener muy fácil. En primer lugar, porque no los quieren dentro de sus propios partidos y, en segundo lugar, porque, vistos los antecedentes y los modos al marcharse, tampoco son muy deseados en el resto. Uno de esos políticos podría ser Guillermo Concepción, actual vicepresidente del Cabildo de Fuerteventura por el tercio pepero, partido que habrá de abandonar más pronto que tarde en cuanto prosperen los deseos de esa Thatcher que ha aparecido entre las aulagas, la tal Águeda Montelongo. El presidente del Cabildo, Mario Cabrera, de CC, ha respetado el pacto con el PP pero a su vez ha blindado a Concepción para tener a Aguedita bailando a una pata sola (con tacones o sin tacones, da igual), desde ahora hasta mayo. Pero ese vicepresidente que se ha echado encima tiene también sus caprichitos, y esos caprichitos, sus costes. Y ambas cosas, sus detractores, que no tardan en poner el grito en el cielo cada vez que es menester.