La verdad es que no deberíamos llamar panfletos a las octavillas u hojas volanderas que repartía Sergio Tinguaro Falcón a las puertas del auditorio, porque eran de un lujo indiscutible: a todo color, papel cuché, tamaño DIN A 4, impresos a ambas caras, con la portada de Época en el anverso y un artículo de Canarias7 (¡qué raro, tú!) en el reverso. Los tenía preparados el PP desde el pasado jueves y no iban a tirarlos, por mucho que el montaje se les hubiera venido abajo con el desmarque de Benítez Falcón. Las tongas se acumulaban ese día en la sede del PP, donde no compareció Soria aquejado de una repentina indisposición de la que deseamos se recomponga rápidamente. Un tremendo dispendio de papel y de dinero que se ha gastado nuestra admirada Rita Martín para promocionar las Islas Canarias con “un GAL sin crímenes”. O lo pagó de su bolsillo (en metálico, claro) el mismísimo Soriacleto, agente cada vez menos secreto. ¿Cómo era aquello, Manolo, de ir a por lana y salir trasquiled?