No es pequeña la partida de cartas que se celebra en el Ayuntamiento de San Bartolomé de Tirajana, con sede oficial en Tunte, lo que conviene recordar. Hasta tal punto está la cosa, que es el único municipio del mundo en que nadie sabe qué mayoría es la que gobierna. Las disputas entre la alcaldesa, Concha Narváez, y el concejal de Urbanismo, José Juan Santana, son permanentes y tienen paralizado el Plan General. La visita del otro día de los empresarios Santiago Santana Cazorla y Eustasio López (Lopesan) a la alcaldesa fue pura crónica rosa: vale que la alcaldesa quiera pulsar a dos de los más importantes empresarios en la zona, ¿pero cuesta algo convocar a quien te apoya en el gobierno? Lo cierto es que a falta de logros políticos, el chismorreo es lo que impera. La gente se pregunta muchas cosas: ¿Saldrá la modificación puntual del canódromo donde hay expectativas y nombres propios? ¿Se ejecutará la sentencia que obliga a devolver el parking del Anexo II al dominio público?¿Pondrá Marco Aurelio desde la oposición un poco de cordura o seguirá ejerciendo desde la oposición de elemento desestabilizador? ¿Alguién se merece esto? ¿Cumplirán los que gobiernan lo dicho a forma de motivación en la mocion de censura? ¿Por qué entonces en el Plan General aparece el suelo de Meloneras como destino comercial-versión Corte Inglés?