Mientras la Policía espera la denuncia de Conchy Narváez y en la Delegación del Gobierno estudian la posibilidad de ponerle protección (si la pide), continúan las movilizaciones vecinales con desigual resonancia. En la Policía están asombrados por determinados comportamientos mediáticos, especialmente cuando hubo tantos testigos de cómo un periodista jaleó a los manifestante el día grande de los fastos avisándoles de que se marchaba sin material sustancioso. No tenemos ningún dato que nos ayude a afirmar que se trate de los mismos vecinos que, cuando estalló la operación Paraíso, agredieron a varios periodistas que cubrían la llegada de Pacuco Guedes al Castillo del Romeral en compañía de la Policía y el secretario judicial para proceder al registro de su vivienda. Hay que ver en qué poco tiempo podemos pasar de malditos a cómplices.