Porque a lo largo del juicio contra Ildefonso Jiménez afloraron cosas muy extrañas que debieron llamar a su señoría al menos a la duda, como las iniciales de la hermana de José Luis Mena en algunos documentos del expediente del caso Alisios, o la desaparición de informes determinantes del mismo expediente de marras. O la historia que cuenta el técnico municipal que se llevó las manos a la cabeza cuando comprobó que habían sido trasmutados informes favorables por desfavorables sin que el concejal que firmó las autorizaciones se percatara lo más mínimo. “Ildefonso, ya te la metieron”, fue la frase que acertó a pronunciar ese funcionario al comprobar el tamaño de la trampa. Nada de eso sirvió a la magistrada para tomar las debidas prevenciones y actuar aplicando las dudas en favor del reo, o al menos aplazándolo todo para que no quedaran sombras en el sumario. Ahora habrá de ser la Audiencia Provincial la que determine si todos los políticos están o no obligados a leerse todos los expedientes que termina firmando (en eso basa la magistrada su condena) o si el baile de informes de distinto signo acaba en absolución. Veremos también si el fallo de la Audiencia llega antes de que se celebre el juicio pendiente contra el jefe de Urbanismo por los papeles que la Guardia Civil da por falsificados. Mientras tanto, Ildefonso Jiménez se incorporará el lunes a su puesto de profesor del centro de formación de adultos de Jinámar, donde seguramente lo pongan al frente del taller de iniciación e incentivación a la lectura. Para que la próxima vez se lea todo completo, incluidas las sentencias que habrán de recaer sobre los que lo han llevado hasta aquí. Es de justicia.