Hay veces que los políticos aciertan de pleno, aunque en casos tan extraordinarios no nos enteremos o nos hagamos los suecos. Mari Mar Julios, vicepresidenta del Gobierno y consejera de Sanidad, tiene muchas cualidades políticas, si bien es cierto que en esta su segunda etapa en esta actividad ha entrado con el paso cambiado y de la mano de quien no debía. Pero tiene cualidades, hay que reconocérselo, y lo puso de manifiesto el otro día, cuando visitó las instalaciones del centro Yrichen en Telde, donde se recuperan cientos de personas con problemas de toxicomanía. Fue sin mucho ruido (no hubo ni recepción oficial de las autoridades locales), y con el mismo ruido expuso sus criterios sobre la materia de modo claro y brillante. Sus teorías sobre cómo deben funcionar las ONG y cómo se deben relacionar con las instituciones merece un análisis en profundidad. Y su aplicación posterior, naturalmente. Por cierto, Yrichen es uno de los más firmes candidatos al Premio Canarias de la Solidaridad.