El pediatra Francisco Machado no goza, desde luego, del reconocimiento y el respeto de sus subordinados. No lo consideran un buen jefe, que lidere el equipo, que los defienda ante la superioridad en esta abrupta temporada de recortes, que organice bien el servicio, que sea el primero en llegar, que motive, que anteponga la sanidad pública a todo lo demás? Más bien al contrario. Los pediatras cuentan cómo les falta al respeto en conversaciones sin testigos referidas a terceros, cómo trata de dividirlos y de imponer una autoridad que nadie le reconoce a base de decisiones arbitrarias en ocasiones cuestionadas por la gerencia del Área Sur. Algunos de los pediatras se están planteando acudir a los tribunales de justicia ante evidentes episodios de acoso moral que son de sobra conocidos por la autoridad competente, sanitaria, por supuesto. Pero aun siendo la gerente y la directora del Servicio Canario de Salud conocedoras del comportamiento del jefe de Pediatría del Materno, ninguna se atreve si quiera a abrirle un expediente. Al contrario, en alguna que otra reunión las responsables sanitarias han confesado su incapacidad para “desautorizar” al doctor Machado, al que, sin embargo, sí han anulado alguna de sus decisiones más controvertidas, como traslados no motivados de pediatras a los que considera molestos.