Empiezan a aflorar las primeras mentirijillas contenidas en la primera entrega editorial de Radiotelevisión Canaria, aquella que, en forma de ensayo, relata el nacimiento y los primeros años de vida de la radio pública, CanariasRadio la Autonómica, en su alambicada denominación para burlar una resolución judicial. Dice el autor del libro, el periodista Juan Carlos Mateu, director de la emisora, que los vocales nombrados a propuesta del Parlamento por iniciativa del PSOE y de Nueva Canarias habían manifestado en el consejo de administración su rechazo a la puesta en marcha de la radio y, por tanto, a su cierre una vez fue inaugurada. Se trata de un dato manifiestamente falso, como se ha encargado de probar el consejero Miguel Guerra García de Celis, que incluso se lo ha comunicado por el conducto reglamentario al director general, Willy García, con infructuoso resultado: el libro se sigue distribuyendo como si nada hubiera pasado. Cabe preguntarse qué pasaría con un empleado de cualquier empresa del mundo que atribuyera de manera falaz comportamientos a vocales de su propio consejo de administración en un tono manifiestamente crítico. Lo que se agrava ante un consejo de administración cuyos miembros son nombrados por el Parlamento de Canarias. Es decir, representan a los ciudadanos en ese ente público.