El correo electrónico de Cicar no deja cerrados todos los resquicios porque la compañía no quiere verse envuelta en una investigación que concluya que una institución pública pagó los gastos particulares de un político con la complicidad de la empresa. De ahí que su respuesta a los insistentes ruegos del Patronato de Turismo incluya que la confusión no fue de sus operarios, sino de ese órgano Cabildo, autor de las dos teóricas reservas. Ya nos explicarán cómo. En Cicar han estado de los nervios desde que empezaron las llamadas del Patronato, sugerentemente complementadas por altas personalidades que telefonearon desde Santa Cruz de Tenerife y Las Palmas de Gran Canaria. Veremos si los directivos de la compañía mantienen íntegra su versión cuando se les llame a declarar en el procedimiento administrativo que el Cabildo ha abierto de oficio y a petición del Partido Socialista. Lo que no ha conseguido Águeda Montelongo ni el gerente del Patronato, José Luis Cabrera Bonny, llamado a ser un referente en el PP canario, es que el periodista cuyo nombre utilizaron para esta trapisonda declare que estuvo ese día en Fuerteventura y que vio a Manolo Fernández sin coche y se prestó a pasearlo por la isla. ¿O no se les había ocurrido la idea?