Ángel Llanos tiene alma de guerrero. Quiere emular a su admirado José Manuel Soria sin darse cuenta de que Tenerife no es Gran Canaria y que en este PP ya no se admiten más iluminados ni más caudillos. Que la experiencia soriana estuvo bien mientras duró, mientras tiró del partido antes de tirarlo por la borda. Por eso nadie le va a respaldar en su hazaña de intentar amordazar a la prensa libre y gratuita con una ordenanza digna de los peores tiempos del franquismo. Nadie salvo Zerolo, claro, al que seguramente le podrá interesar que haya pocas cabeceras que controlar, pero que ha llegado a asegurar que a él ni Llanos ni nadie le ha preguntado por esta salida de tono antidemocrática. Aparte de los portavoces de la oposición y de muchas personas que nos han manifestado su apoyo, los servicios jurídicos de Metro no se van a quedar con los brazos cruzados ante cualquier atropello a los derechos y libertades de los ciudadanos.