Si crías cuervos es más que probable que te salgan cuervitos. Es lo que le ha pasado a ese pedazo de alcalde que tiene el Puerto de la Cruz, nuestro admirado Marcos Brito, de CC. Una prueba de que ha venido alimentando a un monstruo la hemos tenido esta semana con un incidente muy propio de los personajes en presencia. Verán. Acudía Paulino Rivero al Puerto de la Cruz a comprobar la marcha del Consorcio de Rehabilitación Turística y allí coincidió, claro, con el alcalde. Tras la visita de rigor tocaba rueda de prensa y para su remate se reservaba de manera ostensible el propietario de una televisión local caracterizada por ataques despiadados a Rivero y a la CC extraportuense. Nos referimos al impagable (porque miren que hay que pagarle) José López Peraza, que finalmente, no se sabe si por inoperancia o porque los servicios de prensa lo neutralizaron alegando falta de tiempo, no pudo interrogar a los comparecientes, presidente del Gobierno y alcalde de la ciudad. La revancha pepelopesca, en su habitual estilo ridículo-radical, no se hizo esperar y en la misma noche del martes, en uno de esos programas significativamente titulado El Chanchullo, arremetió contra todo lo que se encontró delante, incluido el mismísimo Marcos Brito a quien esta vez le reprochó que no le defendiera. Fue de tal tamaño de la enrabietada frustración del tal Pepelópez que llegó a anunciar su intención de saltar a la arena política en las próximas elecciones, con un partidete de amigos, familiares y allegados a la causa que él, por supuesto, apadrinaría. Cuervitos, lo que viene siendo.