El nerviosismo se ha instalado en el lado oscuro de la fuerza y sus máximos exponentes se han lanzado a las tremendas del único modo que conocen, el más grosero del mercado. El vocero que emplean para hacer el trabajo sucio, Francisco Javier Chavanel, fue el encargado este martes de lanzar el grito de guerra: dos medios de comunicación, la radio que él dirige y el periódico Canarias7 (el orden de los factores no altera la desfachatez), han decidido vetar la presencia de un periodista en una televisión pública estatal. “Si Carlos Sosa está en el 59 Segundos, nosotros no vamos”, vino a ser el mensaje lanzado por el portavoz de la cosa de la manera zafia que él tiene de hacer los recados. Y para que no se notara el descaro, para que pareciera que no es un veto sino un clamor, incluyeron en la operación al periódico Diario de Avisos, cuyo director, Juan Manuel Bethencourt, desmintió esa falaz complicidad hasta la extenuación la tarde de este martes. Hay cosas que escuecen y no están incluidas en el penoso catálogo de agravios que han expuesto para tratar de justificar lo que no es otra cosa que periodistas vetando a periodistas.