Francisco Javier, que te pierdes. Con su lengua sacada a paseo, descubre estos días el radiopredicador el grado de veneno que destila. Se la está tragando por capítulos, y la primera reacción, además de los ronchones, es confesar que el odio le sulibeya. Les acercamos la tercera entrega de su propio artículo-pastoral de noviembre de 2004. Esta es la versión que entonces ofreció del cierre de Radio Atlántico, la emisora que gestionó de modo ejemplar en compañía de su admirado Juan Francisco García, presidente de Canarias7: “A García González no le importó hundir el proyecto de Radio Atlántico, 110 millones de pesetas en inversión tirados por la borda, con tal de asegurarse mi silencio. En los últimos días escuché de todo. Me propuso un largo descanso, unas largas vacaciones a cuerpo de rey, tres, cuatro, o cinco meses, lo que necesitara, con tal de que no siguiera escribiendo o hablando, y de que al regreso volviese genuflexo, dócil, colaborador, muerto”.