Se equivocan los que sostienen que Águeda Montelondo, consejera de Empleo y Asuntos Sociales, sólo sabe de zapatos y de modelitos. Tiene sus toques estratégicos, no se vayan a creer. La habrán visto esta semana desmelenándose toda con la política de inmigración del Gobierno de Zapatero, que ni es política ni es de alta peletería, dónde va a parar. No vamos a hacer aquí una comparativa con lo que ocurría en la dorada etapa del PP, porque no es plan. Pero sí que nos hemos enterado de cómo hizo la consejera canaria para meter el dedo en el ojo al Gobierno de Madrid sin que se notaran las trampas. Hace ya una semana que la secretaria de Estado para Inmigración, Consuelo Rumí, le pidió que fijara fecha para una reunión de coordinación. La Montelongo se hizo la sueca, lanzó sus declaraciones explosivas y este mismo martes contestó que sí, que qué bien, que sería chachi piruli que nos viéramos el viernes. Ah, está todo por escrito y con registros de entrada y de salida. Con perdón.