Entre el funcionariado adscrito al Servicio Canario de Empleo crece el descontento y a la vez la indignación. Están en el ojo del huracán como consecuencia de una gestión cuanto menos anómala de los recursos que las Administraciones ponen para reducir el desempleo, y encima los responsables políticos los dejan en evidencia. Nos explicamos: supuestos informes técnicos sobre el grado de ejecución presupuestario en el antiguo Icfem son filtrados a algunos medios de comunicación sin el más mínimo rigor, no sólo en los datos que se ofrecen, sino lo que es peor, sin paternidad alguna. Ningún funcionario asume los papeles en los que, entre otros disparates, se llega a afirmar que ha habido años del Icfem en que no se ejecutaba ni la mitad. Y los propios empleados del servicio se sonrojan cuando se les pregunta cómo es posible que estén camuflando los datos oficiales de paro de modo que quede oculto que Canarias es la autonomía donde más crece.