Tiene futuro político el alcalde de Santa Brígida, Lucas Bravo de Laguna, que no se amilana ante nada. Con el consiguiente riesgo que esa actitud tiene. Es joven, guapo, echao p'alante, tan blando por fuera que se diría todo de algodón, que no lleva huesos. Y a veces acierta, porque sólo aciertan (y se equivocan) los que arriesgan. Su última hazaña es de esta misma semana, cuando ha empezado a mandar cartas a todos y cada uno de los 1.284 firmantes de un pliego en el que se reclama que no se haga el mamotreto comercial del casco de la Villa. Ya saben de qué les hablamos, de ese edificio rodeado de polémica y de sentencias judiciales contrarias que, curiosamente, ha logrado poner de acuerdo al partido del alcalde, el PP, con Los Verdes, sus socios de gobierno.