A José Manuel Soria siempre le ha obsesionado su seguridad personal, como ha quedado sobradamente acreditado a lo largo de su trayectoria política. En el Ayuntamiento de Las Palmas se hizo rodear de un equipo de fornidos policías locales a los que, con una triquiñuela legal y unos cuantos euros de gasto extra, se los llevó al Cabildo para que siguieran custodiándole con esmero. Se convirtió así en el primer presidente de la historia de la isla que usa guardaespaldas, y mejor aún, en el primero que se hizo comprar un automóvil blindado. Todo ello, por supuesto, pagado por la Administración, faltaría más. Pues bien, en el enojoso asunto de la compra de su nueva casa, en el barrio de Tafira Alta, Soria mostró en la boda del sábado su preocupación ¡porque habíamos revelado el lugar donde va a instalar en pocos meses su hogar¡ Sabíamos que había pedido discreción a los conocedores de la operación, pero achacarlo a motivos de seguridad es sobrepasar con mucho la caradura.