Un pacto es un pacto, ya se sabe, y cuando se comparte gobierno parece imposible que uno de los socios pueda aplicar al cien por cien su programa electoral. Por eso hay que temerse algunas contradicciones internas en el Gobierno que ahora se dispone a conformarse en Canarias en materias tan sensibles como la energía, con una planta regasificadora aprobada en Tenerife y otra aún paralizada en Gran Canaria por acuerdos de su Cabildo y de la Mancomunidad del Sureste. Por ahora, que con el nuevo alcalde de Ingenio y la mayoría popular en la Corporación insular, todo es susceptible de transformarse en raíz cuadrada de pi. Al socialista que le toque esa suerte deberá congeniar todo ese galimatías gasístico y apretar mucho el acelerador para intentar llegar al reto del PECAN de un 30% de generación eléctrica a partir de energía eólica en 2015, para lo cual habrá de ser capaz de convocar un concursito que no venga lastrado por la corrupción o las negligencias, como hasta ahora. Si fuera ese consejero el que también asumiera Empleo, poco tiempo le quedará disponible para tan elevados retos, que por mucho que empiece a invertirse la tendencia del paro, queda mucho para rebajar ese terrorífico 20% que también nos tiene en la cola española.