Tal y como era de prever y a tenor de las investigaciones llevadas a cabo por la Brigada de Información de la Policía Nacional, a Paquirrín González, alcalde de Mogán, el juez Reyes le ha endilgado el séptimo delito, el de cohecho, es decir, la presunta aceptación de alguna prebenda vaya usted a saber a cambio de qué. Esta figura penal era la que le faltaba al primer regidor municipal para cumplir los requisitos que siempre puso Soria para meterle mano a través del muy noble y leal Comité de Derechos y Garantías del PP, que si todo funciona como ha funcionado en otros casos, debería apartarle de la militancia y pedirle que renuncie a su cargo público. Lo malo es que, en esta ocasión, confluye que el presunto cohecho podría tener que ver con favores al PP y, más específicamente, a un mitin del PP en el que intervino Rajoy. No vemos al partido empurando a un alcalde que presuntamente cohechó para que la atronadora voz del líder carismático sonara en la Plaza Negra de Arguineguín. Pero todo es posible en el Bajo Volta.