El convenio de Angulo fue tan metido con calzador que ha terminado por disolverse, suspenderse, aplazarse o desaparecer en la junta general de accionistas de este jueves, tal y como aventuramos en la génesis de la cuestión. Parecía razonable, proclamamos antes y repetimos ahora, conociendo las pretensiones de los accionistas mayoritarios de la UD de no mandarse a mudar tan ricamente sin obtener a cambio alguna contraprestación. Ya sabemos que puede ser discutible tal pretensión, pero conociendo los motivos y promesas que les llevaron a asumir las riendas de la entidad, bien se podría afirmar que hasta poco han exigido. Aquella famosa operación llamada pelotazo ya va, en el argot de los dirigentes cabildicios que la descartaron, por dos torres de nada con un magnífico parque, una cosita comercial, unos aparcamientos y zonas deportivas. Lo de las torres suena a obsesión paranoica: sueltan a uno y cogen dos. Un psicoanalista es lo que haría falta.