Estuvo contundente, como siempre, el socialista Santiago Pérez, que defendió el voto particular del PSC en la comisión eólica. Un voto particular en el que se atribuye a los hermanos Soria y a José Manuel Arnáiz las máximas responsabilidades por la maquinación urdida para beneficiar a los hermanos Esquível en el concurso de asignación de potencia eólica. Pérez lanzó una delicada advertencia: “Sepan que aprobando este dictamen están ustedes atribuyendo un delito a don José Francisco Henríquez, el delito de tráfico de influencias”. Al portavoz nacionalista, José Miguel González, alias Pelopincho, le faltó tiempo para saltar corriendo hasta la grada curva y justificarse.