El previsible adelanto de las elecciones generales tendrá consecuencias inmediatas en Canarias. Las cuentas no le salen ni a Coalición Canaria ni a Nueva Canarias, y en el punto de mira de los dirigentes de ambos partidos políticos está frenar la impetuosa subida electoral del PP y mantener una representación nacionalista en las Cortes Generales. Saben que por separado la tarea es complicada, que a Román Rodríguez le va a costar un potosí sacar un diputado por la provincia de Las Palmas, y que a los de Paulino Rivero/Claudina Morales les va a ser prácticamente imposible mantener los dos que tienen por la de Santa Cruz. La ansiada reunificación nacionalista ha pasado de ser un sueño de medio plazo a ser un clamor urgente. Lo escribía este mismo miércoles en un artículo publicado en El Día Nacho González, presidente y propietario del CCN, y lo vienen diciendo hace días personas pacíficas y con cabeza como el palmero José Luis Perestelo. Pero como muy bien ha dicho González, hace falta roce, porque del roce nace el cariño. Y las diferencias personales entre Román Rodríguez y Paulino Rivero, acrecentadas de manera apoteósica en esta reciente campaña electoral, han complicado esa reunificación. Pero Román ha dejado de referirse a CC como ATI, y a Paulino Rivero, hombre de acreditada retranca e indisimulada paciencia para la venganza, lo tratan de ablandar los suyos. La imagen de este miércoles en el pleno inaugural de la legislatura lo dice todo: Román mira a Paulino con cierta nostalgia mientras el presidente conversa con su nuevo socio, José Miguel Pérez, con quien ha establecido lazos políticos aparentemente duraderos.