El blog de Carlos Sosa, director de Canarias Ahora
Pepe Segura se mandó a mudar
Sigue dando coletazos el acontecimiento del siglo en Tenerife, después del tranvía. Nos referimos a la visita de Bill Clinton, que llegó, metió, ayunó, charló, se retrató y se marchó. Ya les dijimos que se llevó por delante algunos compromisos anunciados de antemano, pero ya se sabe que una estrella es una estrella, Melchior aparte. También les contamos que el acto fue montado a mayor gloria del organizador, el Cabildo de Tenerife, y por eso apenas había autoridades. Un par de alcaldes, el Cabildo en pleno y Arcadio Díaz Tejera. Pero nos olvidamos sin querer del inquieto Pepe Segura, delegado del Gobierno, que fue un visto y no visto. Desde la Delegación del Gobierno no lo han querido confirmar, de puro prudentes, pero nos chisman que don José se mosqueó porque no habían previsto su presencia en el protocolo. Y el Estado tiene su corazoncito.
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