Recordamos con mucha nitidez aquellos penosos momentos del último pleno del Parlamento de la legislatura 2003-2007. Fue entre el 28 y el 30 de marzo, un pleno que habría de servir para que el PP y Coalición Canaria aprobaran por la puerta de atrás las camas de excepcionalidad a la moratoria turística, y de camino, las obscenas conclusiones de la comisión de investigación de la trama eólica. Fue un pleno muy tenso porque el PSOE y otras fuerzas políticas como el PNL, trataron por todos los medios de frenar aquella avalancha de indecencia que amenazaba, una vez más, con liquidar la poca credibilidad del Parlamento. Pero se consumó la mascarada, se aprobaron las camas y prosperaron las conclusiones de la trama eólica. Pero hubo algunos aspectos que han vuelto a rememorarse ahora, en el momento en el que el diputado Miguel Cabrera Pérez-Camacho, acusado de machista, maltratador y, cuanto menos, malcriado, amenaza a sus compañeros de la Mesa con llevarlos a los tribunales si “toman acuerdos arbitrarios”.