Ya ocurrieron cosas grandiosas cuando se falló el concurso de energía eólica en Lanzarote, donde quedó fuera la empresa pública Inalsa como consecuencia de errores de la Administración convocante, la Consejería de Industria del Gobierno de Canarias, gafada desde que Luis Soria hizo instalar en ella un bidé. A la espera de las correspondientes explicaciones, los especialistas en la materia se echan las manos en la cabeza ante la resolución gubernamental al descubrir que la única puntuación que aparece en la misma es la de las horas equivalentes y el factor de capacidad, esto es, el número de horas al año que habría de funcionar el molino a su potencia nominal y el porcentaje que esto representa sobre las 8.760 horas del año. Esto en definitiva era lo que más puntuaba entre los proyectos presentados y tiene toda la lógica del mundo, según los expertos, pero lo extraordinario es que proyectos con el máximo en esos dos parámetros se han quedado fuera, y otros con menos han obtenido potencia.