Pues bien, como les decíamos, el doctor Frade fue objeto de una agresión por parte de uno de sus pacientes en el servicio de Urgencias de su centro de salud, en La Isleta. Ocurrió el pasado jueves, y el médico agredido se dirigió inmediatamente a poner en conocimiento del director del centro los hechos para que éste actuara en consecuencia. Además, Rogelio Frade solicitó asistencia letrada para poder actuar judicialmente contra el agresor, petición ésta que le fue contestada con una rotunda negativa por parte de su superior. La razón hay que encontrarla en una norma interna dictada en su día por el propio Frade, que prohibió facilitar abogados para acciones emprendidas por los médicos y permitirlo sólo en el caso de defensa legal. A esto llaman beber de la propia medicina, cosa que lamentamos, porque no es de recibo que un paciente agreda a un médico, por mucho que éste le haya podido cabrear. Suponemos que Frade ya habrá cambiado de parecer.