Mientras llega el relevo, que los socialistas han pactado para septiembre, ya se ha confirmado que Puertos del Estado no va aprobar el Plan de Empresa de la Autoridad Portuaria de Las Palmas. La razón es de contenido, pero también de desconfianza. Digan lo que digan Price Waterhouse o el médico chino, la Intervención General del Estado ha llegado a la conclusión de que Arnáiz cogió la Autoridad Portuaria de Las Palmas con cuentas saneadas y ahora tiene a corto plazo unas obligaciones que no puede cumplir sino con operaciones de endeudamiento a largo plazo. Y ante una suspensión de pagos, que sería como se llamaría esto en la empresa privada, no hay confianza ni para créditos a largo plazo ni para planes de empresa. Se ha quebrado la confianza por la vía de la deslealtad. Adán Martín lo sabe, pero hace de Tancredo.