Efectivamente, es cierto que los dos socios privados de Emalsa (Saur y Sacyr) se han adjudicado, por la remanguillé y por las cosas que tiene la Ley de Sociedades Anónimas, unos concursos de mantenimiento del saneamiento de Las Palmas de Gran Canaria, todo ello sin concurso público, que para eso es sociedad privada, como gusta a los liberales del PP. Pero más cierto es que no está doña Luzardo, ni su chico portavoz, Ángel Sabroso, para muchos farolillos, ni con el asunto Emalsa ni con los asuntos adjudicaciones remanguilleras, si se nos permite licencia tan gala. Hasta siete prórrogas forzadas (o forzosas) ha tenido que soportar ese contrato de servicios, que fue adjudicado en abril del 98 cuando la empresa la presidía un tal José Manuel Soria. La beneficiaria de la operación fue entonces Urbaser, de Dragados, que teóricamente sólo podía estar dos años. Y han estado nueve.